Desde el cielo, a alguien maravillé y a visitarme vino después. Al llegar se encontró que el cielo estaba a sus pies. La tierra que me rodea y a la que pertenezco, joya de la corona española fue y hasta Don Quijote me nombró alguna vez.
¿Qué puedo ser?
Muy bien Ana, ¡lo has acertado!
María Romero